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Beneficios de la Bomba de Insulina en el tratamiento de la Diabetes Infantil

La tecnología aplicada al manejo de la diabetes ha experimentado notables avances en el último tiempo. Hoy existen dispositivos de infusión de insulina subcutánea continua o bombas de insulina, que intentan imitar la secreción fisiológica del páncreas, las que además generalmente utilizan otro dispositivo, el monitoreo continuo de glucosa, el cual entrega información de la glicemia durante las 24 horas del día.

La diabetes mellitus tipo 1 es el tipo más frecuente de diabetes en niños, la que se produce por una ausencia de la secreción de insulina de causa autoinmune, por tanto, su tratamiento consiste en la administración de insulina, clásicamente a través de inyecciones con lápices de insulina al menos 4 veces al día.

En las últimas décadas, el avance de la tecnología ha permitido el desarrollo de las bombas de insulina, dispositivos electrónicos diseñados para entregar insulina de forma continua a la persona, tecnología que en países desarrollados constituye el principal tratamiento de esta condición.

El doctor Julio Soto, endocrinólogo infantil de Clínica Sanatorio Alemán, explica que “la mayoría de las bombas de insulina se integran a otro dispositivo de tecnología en diabetes llamado Monitoreo Continuo de Glucosa (MCG), que corresponde a un sensor que monitoriza la glicemia en el tejido subcutáneo, específicamente en el líquido intersticial. Esto permite a las bombas de insulina, a diferencia de la terapia de multidosis  de insulina, la suspensión de la administración de ésta cuando el MCG prevé una hipoglicemia, lo que protege a los pacientes de desarrollar esta complicación. Además, las últimas versiones de bombas realizan administración de dosis adicionales de insulina a las programadas, sin intervención del paciente según requerimiento. Pudiendo controlar mejor sus niveles de glicemia, permaneciendo una mayor parte del día en los rangos objetivos, lo que ayuda a prevenir las complicaciones de esta enfermedad a futuro”.

El médico especialista añade que hoy se puede acceder a estas tecnologías por medio de la Ley Ricarte Soto, “para ello el equipo de salud que atiende al paciente con diabetes tipo 1 debe realizar los trámites de postulación a este beneficio, debiendo éstos cumplir ciertos criterios, ya que como es un tratamiento caro no se puede aún generalizar a todos”.

“Actualmente en la clínica estamos trabajando para lograr la aprobación ministerial y ser prestadores de esta tecnología, pero debido a la pandemia este proceso se ha retrasado. No obstante, tenemos 3 pacientes que han adquirido este dispositivo de forma particular, con los altos costos que esto implica, lo que les ha permitido optar por versiones de bombas más avanzadas en tecnología respecto a la que actualmente provee el Gobierno. Además, estamos intentando postular por otros medios a los pacientes que no pueden costear la bomba a la espera de la aprobación oficial antes mencionada”, precisa.

Javiera Chandía, es enfermera en diabetes, y parte del equipo de endocrinología infantil de CSA, programa la bomba de los pacientes y los educa en su correcto uso: “los estudios demuestran que el uso de tecnología en diabetes tipo 1 va muy de la mano a no tener complicaciones a largo plazo, permite ver cómo está la glicemia durante todo el día y en base a los valores determinar  la cantidad de insulina que se inyecta, entonces la calidad de la familia y el niño aumenta, porque le da un mejor pronóstico de vida”, señala.

Por su parte, Natalia Ponce, nutricionista, enfatiza que “lo más importante es enseñarle a los pacientes el conteo de carbohidratos, para que en base a lo que van a comer se puedan administrar la insulina; en el tema de la bomba, es mucho más fácil, porque no tienen que sacar el cálculo de cuánta insulina se tienen que inyectar. El principal beneficio que obtienen los pacientes es controlar la hipoglicemia, más libertad a los papás y a los hijos en las comidas, siempre manteniendo la línea de alimentación saludable dentro de lo que permite su patología”.

 

Experiencia de pacientes con bomba de insulina

Javier González (15 años), debutó con una diabetes tipo 1 en octubre del 2020. “Partimos el tratamiento utilizando la insulina con los lápices y los controles de glicemia que correspondían. En abril de este año el doctor Soto nos señaló que Javier era excelente candidato para acceder a la bomba de insulina, entonces nos comunicamos con la empresa Medtronic, hicimos las gestiones y obtuvimos la bomba de forma particular, cuyo equipamiento tiene un costo de 6 millones de pesos”, cuenta Claudia, mamá de Javier.

“Desde el 23 de abril Javier está utilizando la bomba, que se asemeja a las funciones de un páncreas externo al cuerpo, es un sistema más fisiológico para la administración de insulina porque lo hace en forma continua, es más cercano a la normalidad.  Hace la vida un poco más fácil, más llevadera, tiene menos riesgo de hipoglicemia. El aparato se nos entregó programado y es bien amigable y se puede monitorear a través de una aplicación que se descarga en el teléfono”.

Matilde Osses (6 años) se enfermó en enero de 2021 , “comenzó a sentirse mal y descubrimos que era este diagnóstico, fue complicado, ella estuvo grave, pero dentro de todo lo malo conocimos al doctor Soto, llegamos a atendernos con él y su equipo al Sanatorio”, relata Yennifer, mamá de Matilde.

“Partimos inicialmente con un tratamiento de insulina rápida y lenta, mínimo 4 pinchazos de insulina al día, muy estricto con las comidas, cada 4 horas. Un poco difícil de manejar el tema, conversamos algunas otras opciones de tratamiento y por algunos conocidos sabíamos que existía esta bomba de insulina. El doctor nos contó las opciones que había y opinaba que era el mejor tratamiento para una mejor calidad de vida. Nos comentó que se podía hacer por la Ley Ricarte Soto, pero se demoraba 6 meses aproximadamente, y nosotros empezamos a verlo por nuestros medios, la cotizamos y pudimos comprarlo”.

“Desde mediados de abril está con la bomba, y  te puedo decir que nos ha cambiado considerablemente la vida, sobre todo a Matilde, ya no se pincha tantas veces, la máquina le permite tener una autonomía y una independencia mucho mejor que la que tenía con el lápiz, la máquina da micro dosis que las regula sola, no tengo que estar calculando las cosas, entonces ha hecho su vida un 90% normal, el día a día ha mejorado mucho. Su bomba se programa, da la alerta si sube la glicemia, y toda la información llega el teléfono, así que le ha dado mucha independencia y libertad a Matilde y a nosotros. Agradecida del equipo médico y ojalá esto pudiera estar a acceso de más personas, no es barato, pero es necesario”, enfatiza Yennifer.